A principios de la clase teórica del pasado 9 de octubre,
nuestra profesora nos invitó a elaborar nuestra propia definición de educación
de personas adultas.
Tras consultar la definición que
Mª Luisa Sarrate nos aporta en su libro
(La educación de personas adultas), donde se nos dice que la educación
de adultos es “toda actuación educativa
que tiende a facilitar conocimientos y destrezas así como a promover actitudes
y comportamientos valiosos en las personas en edad postescolar, orientados a
propiciar su desarrollo y perfeccionamiento personal y profesional y su
participación social”, me he atrevido a elaborar mi propia definición de
educación de personas adultas.
Así, para mí, la educación de
personas adultas es aquella dirigida principalmente a aquel colectivo que se
encuentra fuera de la edad escolar, y que comprende un conjunto de actuaciones
y mecanismos orientados a facilitar el desarrollo de las potencialidades de
dicho colectivo, en todos los ámbitos de su vida.
Profundizando un poco más, puedo
decir, que la educación de personas adultas se diferencia principalmente con la
educación permanente por el hecho de que la primera se realiza sólo con adultos
(teniendo en cuenta que la consideración de los adultos varía en función de la
sociedad que nos encontremos), constituyendo una parte de la educación
permanente (tocando tanto el ámbito formal, como el no formal y el informal).
Anotación: He
elaborado parte de mi definición junto a mi compañera Laura Pulido.
Bibliografía:
López-Barajas, E. y Sarrate, M. (Coords.)(2002). La educación de personas
adultas: reto de nuestro tiempo. Madrid: Dykinson.
No hay comentarios:
Publicar un comentario