En
el transcurso de la sexta EPD de la asignatura, que tuvo lugar el pasado 11 de
Noviembre, reflexionamos en primer lugar sobre las expectativas y creencias que
teníamos acerca de las posibilidades de aprendizaje del adulto mayor, para
posteriormente, a través del visionado de una serie de fragmentos que versaban
acerca del mismo tema, realizar un debate grupal acerca de cuál es la realidad
de la relación de los mayores con el aprendizaje.
Una
vez introducido el contenido de la EPD, me detendré a continuación a dar
respuesta a las preguntas iniciales propuestas por el profesorado:
1. Describe
y/o dibuja una persona adulta mayor.
2. Describe
brevemente el tipo de formación al que podría aspirar.
En
un primer lugar, pensé que la persona presentada con anterioridad, podría
aspirar a un tipo de educación no formal y de un nivel medio. Había descrito a
la persona, como una señora que lee novelas, acostumbrada a hacer ejercicios intelectuales,
argumentativos y logísticos sencillos; y que conoce bien la escritura aunque
posee faltas de ortografía.
Sin
embargo, después del visionado de los fragmentos, me di cuenta de que ésta no
era más que una concepción estereotipada, ya que había realizado una
generalización, encasillando a los mayores en un determinado grupo con
características fijas e inamovibles; y no contemplando que como en todos los
grupos, entre los mayores estaba presente la diversidad como eje transversal,
en todos los aspectos tanto educativos, en particular, como vitales, en general.
3. ¿Cómo
crees que será su actitud como estudiante?
Al
igual que en la pregunta anterior, pensé que la señora sería una persona
crítica, activa, interesada por la educación, y con gran experiencia vital. Sin
embargo, indiqué que éstas características emergerían cuando el proceso
estuviese ya iniciado, por pensar que al principio la persona se mostraría más
insegura, debido a que el contexto sería totalmente nuevo para ella.
Por
otra parte, su autoestima estaría principalmente basada en el resultado
positivo de las actividades que realiza en su día a día, y que por ello dudaría
al principio en su nuevo contexto, ya que se enfrentaría a actividades muy
diferentes a las que ella había realizado en su experiencia vital.
Sin
embargo, de nuevo pienso que realicé una incorrecta generalización, ya que,
parándome a pensar un poco más, e doy cuenta de que la actitud que las personas
mayores mostrarán desde la posición de estudiantes, dependerán en gran medida
de la personalidad y de la experiencia vital de los mismos, pudiéndonos
encontrar con comportamientos muy diversos.
Habiendo
dado ya respuesta a las preguntas iniciales, me detendré a continuación a
realizar una reflexión a partir del debate establecido en la Enseñanza Práctica
y de Desarrollo. Sin embargo, antes, y debido a que a veces, “una imagen vale
más que mil palabras”, dejaré uno de los fragmentos que visionamos en clase
para reflejar la realidad de los adultos mayores a la hora de enfrentarse a
algunos procesos de aprendizaje:
El
visionado de los fragmentos, la lectura de los apuntes de clase, y los
resultados del debate establecido en clase, me han ayudado a darme cuenta, de
que no podemos partir de que las personas mayores son personas con un interés
educativo bajo. Así, como futuros trabajadores y educadores sociales, tenemos
que romper con los estereotipos que de manera inconsciente, hemos adquirido
acerca de los mayores. De esta manera, tenemos debemos quitarnos de la cabeza “la
foto fija” que tenemos, y hemos de darnos cuenta de que al igual que los demás,
los adultos mayores forman parte de un colectivo muy diverso, con unas
necesidades específicas, que necesitamos conocer para poder intervenir con este
colectivo.
Por
otra parte, tenemos que tener en cuenta, que aunque las mujeres por lo general
tienen un menor nivel educativo que los hombres, debido a que la mayoría son
personas que no han tenido la oportunidad de formarse, y a que el varón siempre
ha primado sobre la mujer en educación; no podemos pensar que éstas personas
sólo pueden aspirar a niveles educativos bajos, sino que a veces nos
encontramos con personas muy formadas y con una gran experiencia vital, que
optan por involucrarse en nuevos procesos de aprendizaje para aspirar a la
formación permanente, o simplemente para mantenerse activos y renovarse día a
día.
En
torno a las características físicas de las personas adultas mayores, tampoco
podemos pensar que éstos presentan problemas de movilidad (ya que en el vídeo
podemos ver que sólo una mínima parte de este colectivo, los presenta); sino
que por el contrario, nos encontramos con personas que representan la
personificación del envejecimiento activo.
En
definitiva, podemos decir, que las diferencias en el aprendizaje de jóvenes y
mayores no se vinculan a la edad cronológica, sino a: la diferencia en la
escolarización, los déficits sensoriales, la falta de costumbre en la resolución
de diversas actividades del proceso de aprendizaje; y el conservadurismo (tendencia a ser más cautos
que los jóvenes)
Así,
en diversas investigaciones (Baltes y Schaie, 1983; Schaie y Parham, 1977;
Schaine y Labouvie-Vief, 1974), demuestran que no hay decaimiento significativo
en las diversas habilidades o para todas las personas mayores; sino que por el
contrario, el déficit se produce en las habilidades intelectuales que impliquen
velocidad de la respuesta; mientras que la velocidad verbal se mantiene y
empieza su decaimiento lentamente en los últimos años del desarrollo vital.
Además, la disminución de las capacidades intelectuales se produce de forma más
probable en aquellas personas con ambientes deprivados o con problemas cardiovasculares.
En
conclusión, mientras hasta los 65 años de edad las diferencias de las variables
generacionales son importantes; a partir de aquí, los efectos de la edad se
mezclan con los de la cohorte; conservándose las capacidades de aprendizaje
hasta una edad avanzada.
Referencia:
Apuntes de clase (Bloque 1b)
Anotación:
He trabajado la EPD en clase junto a mi compañera Carmen Araújo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario